¿Bastan
un beso robado, un salto desde un tren en marcha, la sombra de una
mujer que me rodea alrededor de una casa, una borrachera de media
tarde o las preguntas arriesgadas de una niña para conformar un
mundo que se baste a sí mismo y cuente la vida entera? Si quien
escribe es Alice Munro un simple adjetivo sirve para cruzar las
fronteras de la anécdota y colocarnos en el lugar donde nacen los
sentimientos y las emociones.
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